GRIDO financia heladerías sociales con franquicias que se pagan en cuotas

En medio de la pandemia, Helacor,  la fábrica cordobesa de helados más grande de Sudamérica avanza con sus dos marcas. Con Grido, esta a punto de llegar a Bolivia, su cuarto mercado internacional y ya se convirtió en la quinta cadena de heladerías que más factura en todo el mundo, según Euro Monitor. Desde fines del año pasado, puso el foco en su segunda marca Vía Bana. A sus franquicias tradicionales, sumó a fines del 2019 un nuevo modelo de heladerías sociales, que se expande por varias provincias y desembarcó en las zonas más carenciadas de la provincia de Buenos Aires.

Helacor es una empresa cordobesa que procesa 240.000 litros de leche por día proveniente de 15 tambos y  produce 70 millones de kilos de helados al año. Factura $7000 millones al año. Sólo en su planta da trabajo a 600 empleados. A los que hay que sumarles los 9000 trabajadores que se emplean en sus 1750 franquicias, de las cuales 1600 están en Argentina y el resto en  Chile, Paraguay y Uruguay. Grido es una empresa familiar que se convirtió en la mayor marca exportadora de helados argentinos.

Microcréditos y negocios inclusivos

La familia Santiago comenzó con una heladería artesanal Marvic, que aún funciona en Córdoba Capital. En 1990 creó Vía Bana y en el 2000, lanzó Grido que hoy festeja sus 20 años. Con la marca Grido en su esplendor, ahora decidieron hacer foco en los negocios inclusivos. Después de mucho leer al Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunnus, el creador del “banco de los pobres”, decidieron replicar sus microcréditos y entrar a la economía social para intentar mejorarle la vida a los más necesitados.

Hasta ahora tenían 50 locales Vía Bana con un formato de franquicia tradicional en diferentes provincias. A fines de 2019, lanzaron las heladerías sociales y ya abrieron 150 y tienen 60 más casi listas. El objetivo es abrir 500 heladerías este año y 5000 dentro de diez años.
Sebastián Santiago es tercera generación de heladeros, heredo la pasión de su abuelo y su padre, es director comercial, y señaló a BAE Negocios: “Creemos que la actividad privada debe tener como propósito solucionar problemas sociales. Las heladerías sociales no son filantropía, nosotros obtenemos un lucro, pero queremos ayudar a resolver el problema de la pobreza y del empleo, nos gustaría que muchas empresas se sumen. Buscamos mujeres amas de casa, por debajo de la línea de la pobreza, aspiramos a sacarlas de la pobreza. Las capacitamos para poder manejar su propia economía. No necesitan abrir un local, preferimos que no tengan un local”.  

Franquicias rentables en la pandemia

Este modelo de negocio rentable e inclusivo nació en Córdoba, su tierra natal y llegó a Mendoza, Corrientes, Santa Fe y en pocos días, estará en Salta y Chaco. En febrero desembarcaron en Buenos Aires y abrieron seis heladerías, pero luego llegó la pandemia. No se desanimaron, al contrario se dieron cuenta que era el momento justo para brindar una ayuda y un trabajo a gente que ya no podía hacer changas o limpiar en casas de familia. Hoy tienen 28 heladerias sociales abiertas en el conurbano profundo.

El proceso de selección no es complejo. “Se postulan en la página de Grido, buscamos mujeres que tengan vocación de atender al público. Si tienen hijos, mucho mejor. El desafío es enseñarles y acompañarlas, están apadrinadas por un franquiciante de Grido. La idea es que puedan ganar entre $30.000 y $40.000 mensuales”, señaló Santiago. En el conurbano profundo ya están en la Villa Carlos Gardel, Budge, Laferrere, José C. Paz, Rafael Castillo, Isidro Casanova, San Justo, Jose C. Paz y el Palomar entre otros barrios.

Abrir una heladería social Vía Bana requiere de una inversión de $48.000, con esta suma accede a un freezer (si ya tiene se ahorra alrededor de $37000), un bochero, seis cajas de helados, tres de palitos, servilletas y cucuruchos. Diego Llepeue, responsable de Via Bana contó a BAE Negocios: “Los $48.000 los financia la empresa o se puede conseguir un crédito productivo en el banco Santander, con nuestro aval. La suma la devuelve cuando comienza a trabajar a través de pagos semanales en un período de un año, es un microcrédito. Por ejemplo: si es junio que se vende menos paga cuotas semanales de $200 y si es en diciembre puede llegar a pagar $1200 por semana”.

Un dato no menor, es que el helado Vía Bana tiene la misma calidad de los helados Grido cuenta Llepeue. Y adelanta que en un futuro, la marca Via Bana sólo será de este modelo de negocio inclusivo. Mientras un kilo de helado Grido cuesta $400, el kilo de helado social cuesta $240, la bochita de helado $20 y los palitos $15.

Heladerías sociales 

Sebastián Santiago, de la familia fundadora, recalcó: “Es una manera de llegar a zonas carenciadas con un helado de calidad y a un precio muy accesible, además de permitir que más personas puedan convertirse en emprendedores. Queremos que progresen en un emprendimiento propio, que accedan al monotributo social, que tengan obra social. Queremos darles momentos felices a ellos y a su comunidad. Nuestra misión es generar estos negocios inclusivos con impacto social”. En plena pandemia crece la necesidad de tener un trabajo y las heladerías sociales permiten una salida laboral incluso a mujeres de comedores escolares como Sol Verde de la localidad de José C.Paz que se sumaron para poder tener ingresos y poder dar un plato de comida.

Desde Helacor ofrecen la posibilidad de dejar los datos en la página de Vía Bana y también se contactan con los municipios para presentarles la propuesta, ya que la venta debe contar con la debida habilitación. En tiempos de Covid-19, Via Bana les devuelve la esperanza a muchas mujeres.

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Fuente: https://www.baenegocios.com/

2 de Septiembre de 2020

 

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