Para Usina Láctea El Puente, la empresa familiar especializada en la elaboración de quesos, el noveno mes del año arranca con dos efemérides que hacen a su identidad y a la esencia de su negocio: el 2 de septiembre es el Día de la Industria Nacional y el 10, el Día del Trabajador de la Industria Láctea.
La primera pone de relieve lo que representa para la compañía la planta que opera en la localidad cordobesa de Ordóñez —además de la que tiene en Bell Ville, dedicada a la elaboración de los productos que comercializa bajo la marca Dulces Serra—. La otra celebra a quienes dan vida a ese polo industrial implantado en el corazón de una de las cuencas lecheras más importantes del país, tanto hacia dentro de la empresa como hacia afuera, porque, como señalan en El Puente: «El trabajo que lleva adelante nuestro equipo de fábrica no sería posible sin los aliados que trabajan en los tambos que nos envían diariamente su leche».
Un polo industrial, una usina generadora de empleo
El emprendimiento familiar que en 1984 adquirió el nombre de Usina Láctea El Puente está próximo a cumplir cinco décadas de participación ininterrumpida en la industria nacional y dentro de rubros tan competitivos como el de los lácteos en general y el de los quesos en particular, en los que nuestro país está entre los grandes jugadores a nivel mundial. Por eso, en el Día de la Industria Nacional, El Puente celebra ser parte de ella «con la satisfacción que da hacer, crear y así contribuir al desarrollo económico y social de los lugares donde está presente la compañía», explican.
Detrás de todo eso, está lo que definen como el máximo orgullo de la empresa: «Dar y generar oportunidades de progreso para nuestros colaboradores y sus familias». De las más de 800 personas que El Puente emplea de forma directa, 170 se desempeñan a diario en la planta. «Un número que impacta al pensar que la primera fábrica arrancó con un puñado de operarios».
La decisión estratégica que reposicionó a El Puente
Aunque a lo largo de los años la compañía ha ido ampliando la superficie de su planta y mejorando sus instalaciones con nueva maquinaria, en Ordóñez no atribuyen a esas inversiones el lugar que El Puente ocupa en la actualidad. «Lo fundamental es el compromiso con la calidad, y ese compromiso depende de nuestra gente», afirman. Cuentan que fue hace ya más de dos décadas que eligieron dar un vuelco en su estrategia y priorizar la calidad por sobre el volumen. Desde entonces, «lo que más creció año tras año ha sido la profesionalización» de sus recursos humanos. Capacitaciones periódicas y la incorporación de ingenieros y técnicos especializados permitieron optimizar procesos y obtener resultados que se han podido sostener en el tiempo «sin renunciar a la pasión y al cuidado artesanal que siempre caracterizó a la empresa».
«Fue una decisión muy arriesgada, sobre todo porque se eligió un camino que requería de paciencia mientras los quesos se iban perfeccionando y su sabor, su textura y su consistencia iban ganándose el paladar del cliente», expresan. Y aclaran que no es un camino que haya llegado a su fin «porque la curiosidad y las ganas de aprender están intactas» y porque hay un público que demanda productos más diversos y exigentes. «Por eso nos esforzamos para dar lo mejor, hoy y todos los días», afirman, «desde el inicio de nuestra cadena de valor, en Córdoba, hasta su final», situado en las góndolas de una red de puntos de venta que, de la mano de un atractivo programa de franquicias, ha alcanzado las 21 sucursales y promete expandirse muy pronto con nuevas inauguraciones.
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Fuente: www.gaf-franquicias.com 1 de Septiembre de 2023